El valor de la pendiente de la recta tangente a una curva en un punto.
Esta es la definición de “derivada de una función en un punto”. Estas palabras han estado dentro de mi cabeza durante años. No las he sacado nunca a relucir. La tengo como una de las pocas cosas, quizá la única, aprendidas durante muchos años de estudio de ciencia. Debería de decir entendidas en lugar de aprendidas, es más exacto. No entendí demasiadas cosas durante demasiados años, pero cada una de estas palabras en esa definición las entendí de una forma tan profunda que no he logrado separarlas de mi cabeza.
Y me recuerdan que hubo un tiempo en el que las ganas de saber lo que era una recta, qué significaba que fuese tangente a algo en un punto determinado o que esa recta tenía una pendiente con un valor asignado, era lo más importante para mí. Quería saber para conocer, quería entender para poder seguir, no para demostrar que lo sabía, sino aprender para mí.
Me he olvidado de aprender así, ahora aprendo para demostrar que sé, para poder enseñar o para divulgar conocimiento; ya no aprendo para mí, con profundidad y con entendimiento total. Ese es el gran fracaso de la educación. Ese es el gran fracaso de mi educación.
12 diciembre, 2014 — 7:54 am
Yo no me acuerdo de nada o casi nada de mates. Pero usare el comodín de “soy de letras”.
12 diciembre, 2014 — 10:25 am
No vale. Hay que pensar 😛
12 diciembre, 2014 — 8:14 am
No estoy seguro de haber entendido el último párrafo, ya que si quieres enseñar algo como Jobs manda, primero debes entenderlo perfectamente tú. De otra manera, transmitirás una información, pero no estarás exactamente enseñando, no harás una buena explicación que la otra parte pueda captar de forma cristalina (todos hemos tenido profesores que entraban en la primera o en la segunda categoría).
12 diciembre, 2014 — 10:28 am
Si te fijas en la palabra clave (profundidad) lo entenderás.
Hace mucho que no profundizo en los temas. Veo muchas cosas, hago muchas cosas, pero no entro en profundidad, o al menos con la profundidad que en alguna época utilizaba cuando un tema me interesaba.
He enseñado muchas cosas a mucha gente y todavía podría haber profundizado más, mucho más, en mi conocimiento y experiencia del tema.
La clave está en la profundidad.
12 diciembre, 2014 — 10:58 am
Esto coincide casualmente con una reflexión acerca del saber a la que le doy vueltas desde hace un tiempo, sobre todo por ese auge de correcciones que, por su tono altivo y a veces impertinente, resultan al final inútiles, rechazadas. Quizás algún día me atreva a hablar de ello desde mi ignorancia…
12 diciembre, 2014 — 7:57 pm
En este sitio las reflexiones son bienvenidas, así que solo tienes que ponerte a escribir y quizá, por arte de magia acaben siendo un post. No es la primera vez que un comentario acaba siendo una entrada 😉
12 diciembre, 2014 — 12:28 pm
Vivimos en una época en la que queremos saber un poco de todo. Me temo que al final nos estamos quedando con (casi) nada de mucho.
13 diciembre, 2014 — 12:30 am
Matemáticas. Como cualquier herramienta, hasta que no la usas de verdad no la terminas de comprender. Usarla de verdad es usarla con el fin de solucionar un problema real. Lamentablemente, esto no sucede cuando tiene que suceder: en el colegio. ¿Por qué? Os recomiendo esta lectura: el lamento del matemático
14 diciembre, 2014 — 11:00 am
Me ha fascinado el texto. Tanto que lo quiero recomendar también a todo el mundo.
Lo he puesto en esta entrada individual para que tenga más visibilidad.
De nuevo, ¡gracias!
14 diciembre, 2014 — 9:41 am
Pues yo prefiero saber de todo un poco que ser un consumado especialista en algo y luego no saber ni atarme los zapatos. Tal vez no triunfe en esta sociedad, pero tampoco me hace falta. Sólo quiero ser feliz.